Capitulo 1 Gertrudis de Altenberg Hochschule

¡Konichiwa! Hallo, hola... ¿Cómo están? :D Yo aquí reportándome antes de lo prometido para comenzar ahora sí con Ink Fall Angel.. espero que les guste este primer cap... pobre Dianne... todo lo que le espera u.u hehe... gracias por sus bellos comentarios. No tengo de nuevo mucha inspiración e.e cuidense, besos, bye....
P.D. Ay, AdrianoideKltz de verdad lo siento, soy una burra, una tonta.. no se si ya leíste mi mensaje.. cambié de nombre de usuario en face n.nU pero aquí te dejo el nuevo Milaa Paardo (Greellaa) de nuevo una disculpa...y no te preocupes, si entendí lo que dijiste... haha... si quieres te aviso, sólo dime cómo.. (en el muro, inbox, mensaje)
P.D.2 Haha.. qué gusto volverte a ver Irene..
P.D.3. No crean que el nombre de la nueva amiga de Dianne fue por egocentrismo mío, nein, nein... la artista se llama Mila Kunis y por eso es "Mila" no por mi... (me acabo de dar cuenta de los nombres)
De nuevo muchas gracias por sus comentarios n.n

Capitulo 1 Gertrudis de Altenberg Hochschule

Dianne's POV (Point of View)

En ese instante, recordé cuando iba directo a Leipzig. Las carreteras eran muy similares, bueno, aquí en Alemania casi todas se parecen.
El cristal de la ventana viene cerrado, ya no como antes, que me gustaba alborotar mi cabello con el viento, reír a carcajadas y poner música a todo volumen… ya no, eso sólo lo hacen las chicas de verdad… las que son felices, no las amargadas como yo.
El panorama pinta gris, con unos ligeros toques de blanco en el cielo. Dicen que en el pueblo al que me dirijo, no sale nunca el sol, que el gris y las tinieblas lo envuelven, que es muy húmedo y frío.
Schkeuditz, ése es su nombre.
Lentamente, recargué mi cabeza cansada contra la ventana. Tenía sueño, ese día había sido agotador. Cargando maletas, subiendo, bajando, recogiéndome el cabello una y otra vez.
Fui cerrando poco a poco mis ojos adormilada, dejándome seducir por los brazos de Morfeo… era lo único que podía hacer en ese momento, ya que incluso celular me han prohibido.
En mis párpados la única imagen que se retrata es la de aquel muchacho tan delgado en su motocicleta, guiñándome el ojo. Bill… pensar tan sólo en su nombre me hace estremecer…
Después de aquella noche de tormento, en la que cometí el pecado más grande de mi existencia, Bill fue intervenido médicamente, y quedó en un pequeño coma que duró cerca de 1 mes.
Ese terrible y asqueroso mes me la pasé yendo una y otra vez a diferentes psicólogos y psiquiatras…
A pesar de mi orgullo, terminé aceptando todo lo que me decían los médicos, y me tranquilicé poco a poco hasta llegar CASI a la normalidad…
Los tratamientos se tornaron más intensos cuando me enteré de que Bill había huido del hospital y nadie supo a dónde fue ni qué hizo con su vida, el simplemente… desapareció, siendo perseguido día y noche por la justicia alemana.
Mi papá no confió ni un solo momento en que mi amante doblaría las manos y me dejaría ir así como así, y entonces tomó la decisión de contratar al imbésil de Gerard para que me cuidara de las negras garras del ángel de tinta…
Pasaron 3 largos meses más y por lógica no pude concluir el año escolar, así que una de las psiquiatras recomendó a mi padre que repitiera el año, pero esta vez en un lugar mucho más disciplinado, y por ese motivo, me dirijo a un colegio llamado “Gertrudis de Altenberg Hochschule” que es más bien un internado disfrazado de escuela.
Debo admitir que es cierto… es la escuela más grande que jamás haya visto. Tiene dormitorios, grandes salones y bibliotecas, tiene una capilla, un enorme campo y canchas. Sólo personas de buena economía pueden deshacerse, digo, inscribir a sus hijas ahí. ¿No lo mencioné antes? Esta escuela es tan sólo de mujeres… sólo chicas pueden ingresar ahí, y eso es un punto a favor para mi padre. No me puedo volver a enamorar, a menos que sea de una chica, pero lo dudo mucho…
El único riesgo que corro por ahí, es de toparme accidentalmente con uno de los chicos de la escuela vecina… “Conrad de Parzham Hochschule”, un instituto casi idéntico, sólo que éste es de varones. Es incluso más grande que el de chicas, puesto que tiene un pequeño teatro integrado, es realmente hermoso y antiguo.
Entonces, en conclusión, en este mismo instante estoy llegando a un internado, alejándome completamente de la sociedad.
Me enderecé de mi asiento, ya cerca podía escuchar una alegre tonada de flautas, producida por las chicas del taller de música.
Ya podía distinguir la escuela, y un enorme kiosco blanco… oh, pero ¡que horrendo uniforme usan! Y pensar que yo lo traigo puesto, Dios mío…
-Vamos, Dianne… ya te puedes bajar… -Dijo mi papá estacionándose-
Una holeada de nervios, ansias, desesperación y miedo recorrió cada esquina de mi cuerpo, cada cabello, cada uña…
-Papá… -Susurré melancólicamente-
-Vas a estar bien, hija… nos volveremos a ver en Navidad… -Rió-
Yo, con cierto rencor hacia sus palabras, me bajé de mala manera y caminé hacia la cajuela del auto, para sacar mis maletas, que por cierto, venían casi vacías.
-Bien –cerró la cajuela- ven acá… -Me rodeó con sus fuertes brazos y olí por última vez su colonia.-
-Nos vemos, papá… cuídate…
-Ya sabes qué hacer, eh… ya hablé con la directora y si no la encuentras ahora, tienes que ir directo a su oficina… busca a una chica que te ayude, tu sabrás como guiarte… -Sus palabras de abandono me cayeron en el pecho como una puñalada. Me estaba dejando, después de ser su tesoro más preciado… ¡Me estaba abandonando! No, mi papá no me podía hacer esto, no… no, no-
-Adiós, pa… -Una lágrima se derramó de mis ojos y el ni siquiera lo notó. Se subió de nuevo al auto, y arrancó como si nada… sin decirme “te quiero”, “que te vaya bien”, “suerte” nada… al parecer… el me odia.
En cuanto la figura del carro desapareció, volteé a ver el panorama. Ahí estaba, una escuela repleta de niñas de todas las edades, desde chicas de primaria hasta bachillerato, que aparentemente se veían muy alegres.
Algunas bailaban, otras tocaban música, unas tan sólo platicaban y otras leían sentadas.
Curvé una media sonrisa y comencé a caminar por el pasto.
La vista era agradable… sin embargo, un poco fría.
Miré de nuevo a las chicas y… no podía creer que yo me viera como ellas.
El cabello estrictamente recogido hacia atrás, sin maquillaje, las uñas impecables. Camisa blanca de botones, suéter y falda color vino, pequeño corbatín beige y zapatos negros escolares.
Me quedé parada pensando “¿En dónde rayos se encuentra la dirección?” o “¿Quién de ellas me puede llevar a mi habitación?” cuando de la nada, sentí una fría mano tocar mi cuello.
-¡Dios! –Grité dándome la vuelta por el susto-
-No, tu nueva directora Astrid Hoffman –Esbozó una sonrisa amigable.-
-Mucho gusto… -Estrechamos las manos- me llamo Dianne Gray, soy de nuevo ingreso así que…
-No te preocupes, sé quién eres, mira, vamos a llamar a tu compañera de habitación… -La directora tomó aire y gritó en el espacio- ¡MILA!
-¿Mila? –Dije por lo bajo-
-Si, mira, ahí viene…
Volteé a ver y me topé con una chica de mi estatura, de complexión delgada, cabello negro, profundo y largo… sus labios se veían color rosa por naturaleza y su caminar era muy agraciado.
Sus ojos de invierno miraban alegremente hacia mí, como si fuera una especie de pastel o regalo de cumpleaños.

-¡Hola! –Me saludó en tono chillón y rápidamente me abrazó, me besó la mejilla y me tomó de las manos-
-Ah, hola… -Bajé la mirada tímidamente-
-Dianne, te presento a…
-No, no, no, yo me presento… -Interrumpió- Mi nombre es Mila, se escribe “M.I.L.A” y se pronuncia “Mayla”, me apellido Müller… voy a ser tu compañera de habitación, he esperado todo este tiempo a que alguien venga a hacerme compañía… seremos buenas amigas… ¿Cómo te llamas? Ah, ya recordé, eres Dianne ¿Verdad? Estoy en lo correcto ¿Verdad?
-Si, Mila… -Dijo la directora un tanto divertida por la euforia de mi compañera- ¿Te parece buena idea si acompañas a Dianne a su nueva habitación?
-¡CLARO! ¡VAMOS! –Gritó alegremente y cargó una de mis maletas, me jaló de la mano derecha y corrió hacia los dormitorios-
Sí que la chica corría rápido, ya que casi me arrastraba por las escaleras, directo a nuestra habitación.
-Y bien, aquí estamos… -Abrió la puerta de par en par y me hizo entrar-
La madre del suelo crujía por cada paso que daba. El cuarto estaba pintado de color crema, adornado con unas cortinas naranjas.
Habían exactamente 2 camas, la que daba a la ventana estaba desocupada, por lo cual supongo que era la mía.
Había una puerta que daba a un pequeño baño, con un gran espejo, ducha, cortinas, cepillos y todo lo que debe haber en un baño…
El espacio de Mila en la habitación, estaba tapizado por dibujos de animales, estrellas y uno que otro artista que ella había hecho. Había tan sólo una lámpara en medio de las dos camas, la cual supongo que encendería de noche.
-No tengas miedo de hablar… es más, ¿Por qué no comienzas a hacer tu espacio? Ya te habrás dado cuenta de que esta cama es tuya –La señaló- y ambas tenemos que compartir ropero… no tengo mucha ropa, por eso casi todo esta libre para la tuya.
-Muchas gracias, Mila… supongo que comenzaré a desempacar…
-¿Quieres que te ayude?
-Ah, no, no quisiera molestarte…
-¿Molestarme? ¡Para nada! Mira, vamos a comenzar con éste maleta –Tomo una de ellas y la abrió sobre la cama- no me digas que traes puro uniforme…
-Si, traje 3 faldas de repuesto, 4 camisas, 5 pares de calcetas y… otro suéter.
-¡Qué faldas tan largas! –Sacó dos faldas de la maleta y comparó el largo de una de ellas con la falda que ella traía puesta- ¿Te parece si les subimos el dobladillo? –Rió “perversamente” y sacó de un cajón un pequeño tambo de costura-
Mila comenzó a subir el dobladillo a mis faldas… creo que después de todo no he de pasar tanta vergüenza aquí como me lo imaginaba. Mi compañera era muy buena gente… no discutiría con ella.
-¿Y bien? ¿Por qué decidiste venir a este colegio? –Preguntó mientras cosía-
-Mi padre me obligó a venir…
-¿Tuviste un problema con él?
-Algo similar… -Bajé la vista y dejé que los escalofríos recorrieran mi espalda-
-Oh, ya veo… si quieres… no me lo cuentes en este instante, puedes hacerlo otro día, cuando me tengas más confianza…
-Gracias…
Ambas continuamos platicando de otras cosas, hasta que dieron las 8:00PM, hora en la que nos vestimos para dormir.
Mila se quedó en el quinto sueño desde las 9:00PM, hora en lo que yo me asomaba por la ventana.
No era una gran vista, puesto que sólo era desde el segundo piso, pero si se lograba distinguir el otro colegio, donde abundaban los varones… ojalá, entre ellos estuviese ese que quiero tanto, pero… es imposible. ¿dónde se habrá metido? ¿Qué estará haciendo? ¿Pensará en mí? Esas fueron las preguntas que inundaron mi cabeza antes de caer rendida en la cama.
- - - - - - - - - - -
-¡DES-PIER-TAAAAAAA! –Sentí golpecitos en la espalda-
-Oh, Mila… -Susurré- ¿Qué hora es?
-Las seis y media y no te haz bañado ni arreglado… -Comenzó a dar brinquitos en mi cama-
-Ay… -me senté- ¿El agua está caliente?
-Está todo listo –Sonrió- buenos días, Dianne… ¿Lista para comenzar tu primer día en Gertrudis de Altenberg Hochschule?
-Algo así… -Me puse de pie-
-Corre, ve a bañarte…
Asentí con la cabeza, todavía adormilada y comencé a retirar mi camiseta de dormir.
-¡Hey! –Gritó Mila-
-¿Qué?
-Tienes un tatuaje… -Corrió a ver mi espalda-
-¡AH, NO ES NADA! –Me di la vuelta-
-¿Puedo verlo?
-No, no, por favor… te lo voy a enseñar pero más tarde… es que… tiene que ver con mi trágica historia, por favor no lo veas…
-Ah, de acuerdo, ya veo… -Bajó la mirada- ¡Yo también tengo un tatuaje! ¿Quieres verlo?
-Está bien… -Reí por primera vez en ese lugar.
-Mira –Con sumo cuidado, fue retirando la calceta de su pie derecho- es un colibrí, representa alegría y optimismo…
-Supongo que me hace falta uno… -Solté una carcajada espontánea y me metí a la regadera-
Nueva escuela me esperaba, eh… quizás, después de todo, sería interesante esta nueva aventura…

continuara....