jueves, 27 de octubre de 2011

Capitulo 13 Vendando las heridas

¡Hola! ¿Como están? Yo alegre por ver que aun me siguen a pesar de todo n.nU Quiero MEGA agradecerles a todas por sus comentarios, por su apoyo y paciencia :) Es un honor, Adriana, que segun tu criterio, mi fic vaya después de esa obra maestra llamada "Muñeco" yo solo tuve la oportunidad de leer parte de la 1 temporada, nunca la conluí, pero..... lo poco o mucho que lei, me basto para saber que Sarae es una gran escritora :3 Francis, prometo leer tu fic aun que me tarde años! :D Sin mas que decir, me retiro.... Sayonara!

Capitulo 13 Vendando las heridas 

Aquellas alas de cuervo me envolvían como la primera vez… se sentían frías, duras y perversas.
Hice un gesto de disgusto, mientras el acariciaba suavemente mi abdomen, acercando su nariz hacia mi cuello e inhalando mi perfume como si de droga se tratara.
Ambos nos miramos al espejo. El sonriente, y yo temerosa… como un ratón entre las garras del gato. Mis labios temblaban al igual que mis piernas.
-¿Q-Qué quieres, Bill? –Pregunté fríamente, sin embargo la voz se me quebró a media frase… pero qué mentira… realmente estaba balbuceando-
-¿Por qué te maquillas, Dianne? –Lentamente hizo un mechón de mi cabello hacia atrás, escondiéndolo en mi oído- ¿No sabes que tu rostro natural es hermoso? ¿Por qué te pones esas porquerías? –Preguntó rosando mis labios con la fría yema de su pulgar… quería volver al viejo juego. Yo ya no-
-No es de tu incumbencia, Bill… ¿te molestaría soltarme? –Me moví bruscamente entre sus brazos, intentando zafarme de ese calabozo-
-¿Por qué te jalas? ¿Qué? ¿Ya no te gusta que te abrace? ¿No habrás hablado en serio aquella tarde, o si? –Ese comentarios me hizo rabiar aún más-
-¿Crees que me gusta bromear diciendo que salgas de mi vida? ¿Crees que bromeo con eso? Entonces no cabe duda de que eres imbécil, por que esto va en serio… -Me soltó- ya no quiero nada contigo, así que no sé que haces todavía aquí… -Tomé mi bolso y pretendí salir de la habitación, cuando sentí sus manos tomar desesperadamente mi brazo-
-Dianne…. Tu eres mía, y yo soy tuyo… ¿por qué haces esto? –Me miró incrédulo-
-Por que esa bella historia de amor se convirtió en un cuento de terror, ahora si me disculpas, tengo que salir…
-¿A dónde vas? –Comenzó a seguirme escaleras abajo. Su presencia en mi espalda era molesta… y más con tantas preguntas bombardeándome desde ese cañón llamado “boca”-
-Saldré con un amigo…
-¿Con un amigo? ¿Y tú desde cuando tienes amigos? –Su tono fue de preocupación e ira… pero supo disfrazarlo a la perfección de burla-
-Desde que te conozco a ti no tengo amigos… lo cual es muy diferente… arruinaste mi vida, ¿entiendes? Y ya me cansé de eso… es la última vez que te respondo, hasta nunca, Ink Angel… -Lo miré de reojo por última vez y terminé de bajar las escaleras-
A lo lejos escuchaba sus gritos… “¡Dianne, espérame! ¡Te AMO! Perdóname por todo lo que te hice, perdóname… ¡MIERDA! ¡Responde!”
Pero yo no respondí.
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El paisaje por la ventanilla era idéntico al que observaba rumbo a mi perdición. Era frío, opaco, nebuloso… simplemente sombrío.
Incluso los árboles se veían de un verde poco agradable… eran un tanto gris… quizás se acercaba una tormenta.
James iba a un lado de mi… sentía su mirada clavada… y yo me resistía.
Iba muy callada… de hecho, un silencio incómodo reinaba el autobús.
No dejaba de pensar en la forma tan despiadada en que había dejado a Bill hablando y retorciéndose.
Yo ya me había retorcido lo suficiente.
Un suspiro brotó espontáneamente de mi interior. A pesar de que lo intentaba, no estaba feliz con esa cita…
-Dianne… ¿estás bien? –Preguntó mi compañero algo afligido, acariciando con delicadeza mi cabello-
-Eh… si, si James… lo lamento, es que tengo frío –Reí de una manera muy convincente. No podía decirle que había discutido e ignorado al asesino que me rondaba-
-Ah, eso debiste decirlo desde un principio, yo quiero que te la pases bien, ¿vale? –Me ofreció la calidez de su chamarra, haciendo que me recostara en su pecho-
Así continuamos todo el camino… casi durmiéndonos hasta llegar a la central de autobuses.
Debo admitir que a la mitad del viaje me dio un momento de melancolía… hacía bastante tiempo que nadie me abrazaba inocentemente… me hacía falta eso… un amigo.
Ya estando en plena ciudad, yo caminaba contemplando el paisaje, mientras él se desplazaba con facilidad.
No era el lugar más refinado que conocía, pero tampoco el más feo. Era pintoresco por sus casas y edificios, pero… parecía que una maldición en forma de neblina gris inundaba la ciudad.
El comercio no estaba en su apogeo… pero había parques bastante cómodos, por los que paseamos hablando de la historia de la ciudad y de tonterías personales.
El viento alborotaba nuestras cabelleras y hacía más amena la estancia en ese pueblo fantasma, ya que casi no había personas en las calles.
-¿Y bien? ¿Qué te parece la ciudad? –Preguntó interesado-
-Algo fría… no pensé que estuviera tan poco habitada…
-Pues ya ves… a veces es bueno, ya que está tranquila, pero los asaltos son más comunes ya que no hay nadie que te ayude, y menos si es de noche…
Alcé las cejas y a lo lejos vi un opaco aparador.
Adentro de la vitrina, se estaba exhibiendo una chamarra negra de cuero, de la cual colgaban cadenas plateadas.

No pienses en él.

Imágenes vagas de nuestro primer encuentro golpeaban mi mente, la entorpecían y alentaban… no quería recordarlo, no quería saber nada de él, y aun así contemplaba aquel aparador.
-¿Entonces qué dices? –La cálida voz de James interrumpió mi letargo y me hizo balbucear-
-¿Ah? ¿Qué?
-¿Qué si vamos por un helado? ¿En qué estás pensando? Te noto muy distraída, ¿segura que estás bien?
-Si, lo siento… es que… -No se me ocurría ni el más mínimo pretexto… ¿Se murió mi abuela? ¿Tengo una enfermedad incurable? ¿Por qué no se me ocurrió nada?- la verdad tengo sueño y frío… mejor no compres el helado, que me voy a congelar…
Su rostro de veía desilusionado… ¿realmente estaba rompiendo su corazón? Mi apatía era evidente y mi amargura ya no se podía disfrazar con azúcar.
-Tú tienes algo y no es sueño… -bajó la mirada- si no querías venir tan sólo me lo hubieras dicho…
-N-No es eso, James… es que tengo muchos conflictos ahora mismo, y… me disculpo por hacerte perder tu tiempo… -Suspiré-
-No me haces perder el tiempo… yo quiero ayudarte y hacerte sentir mejor, eso es todo, tan sólo falta que des de tu parte… no lo voy a lograr solo si tu no cooperas… ¿qué dices? ¿me regalarías una sonrisa? –Sus palabras me conmovieron… al parecer sus intenciones conmigo eran blancas, sin malicia ni suciedad. Quería brindarme apoyo y lo único que me faltaba era abrir mi corazón y darle una oportunidad en serio… ya no utilizarlo como clavo que saca otro clavo, ni quererlo como una última esperanza… si no comenzar a apreciarlo como quien es: James.
Sin esforzarme mucho, logré curvar una sonrisa y abrazarlo espontáneamente. Sus brazos eran suaves y su perfume abrazante.
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Los días pasaron lentamente… poco a poco, las heridas y yagas en mi interior se iban reponiendo… de vez en cuando sangraban, pero por aquí comenzaban a hacerlo, corría inmediatamente por una venda.
La escuela cada día se hacía menos pesada, sobre todo por Mila y James, quienes me acompañaban alegremente durante los recesos, me ayudaban con las tareas y me brindaban su protección… protección contra aquel ente oscuro de ambulaba todavía por el instituto.
Aquella mañana nos encontrábamos en literatura… círculo de lectores.
El tema en debate era la poesía… aquellos hermosos versos que brotan del alma, dando a conocer que tan pura o podrida es.
La mayoría en si eran de ese tema que me ha derrumbado una y otra vez: el amor.
Todas en la biblioteca suspiraban y se emocionaban con cada una de estas obras. Se imaginaban en la trágica historia de Romeo y Julieta.
Patético.
-¿Y bien? ¿Qué notan después de haber leído los poemas anteriores? –Preguntó la profesora-
Una pelirroja alzó la mano.
-Todos son de amor… la mayoría de un hombre a una mujer…
-Bien, Celeste –asintió la maestra- ¿por qué creen que diversos artistas se basen en este sentimiento?
-Por que es el que rige la vida… -Contestó otra chica imprudentemente-
-Muy bien… pero quizás no todos lo vemos de esa forma.. ¿Qué piensan ustedes del amor? ¿Creen que exista? Quiero escuchar sus opiniones… comenzamos por acá –Señaló a la muchacha que se encontraba en el primer pupitre-
-Eh… pues… yo pienso que es un valor muy importante, y depende de qué intensidad sea y hacia qué persona para determinar si es amor, pasión o incluso odio…
-Bien, ¿tú que opinas? –Seguía Mila-
-¡Pienso que es algo maravilloso! Es lo mejor que puedas tener… es lo único que nos hace sentir de todo… tristeza, alegría, emoción, enojo… ¡bueno! Pienso que es hermoso… -Concluyó alegremente-
Así continuaron… hablando maravillas sobre el dichoso “amor”.
La verdad me da gusto escuchar sus palabras… se nota que realmente nunca han sufrido.
-Por último, Dianne… ¿estás de acuerdo con todo lo que dicen tus compañeras? ¿tienes algo distinto qué decir? –Preguntó al ser yo la última en participar en la clase-
-Bueno… pienso que el amor es… fuego. En su momento puede llegar a quemar, ya sea por pasión o por rabia… y siempre deja heridas, nunca existirá el amor perfecto, ese que es correspondido, sano y limpio… siempre alguien debe salir herido para que sea auténtico amor, siempre alguien debe llorar, arrastrarse y sufrir… a veces más vale evitarlo, mejor no te enamores, o terminarás en lo más profundo de la miseria… -Hablé por mi-
En el momento en que terminé de decir mi opinión, el timbre resonó en todas las paredes, haciendo eco e incluso énfasis en mis palabras.
-Bueno… ¿e-están de acuerdo con lo que dice Dianne? –Preguntó la profesora-
-Yo no… -Escuché la voz burlona de ese cuervo que me observaba desde la puerta, esperando a que saliéramos a su clase…

continuara....

viernes, 7 de octubre de 2011

Capitulo 12 Quebrándome

¡Hola! Wow... cuànto he tardado en publicar nuevo cap..... ofrezco mil disculpas, pero ya saben... la escuela siempre te quita bastante tiempo -____- haha..... veo que se han sorprendido con los desplantes extraños de los personajes O.O pero bueno...... espero que este cap les guste. MIL Y UN GRACIAS a todas por su soporte.... las quiero mucho, sus comentarios me motivan a seguir n.n cuidense, ciao!
P.D. ¡Bienvenida otra vez, Yazz! n.n ya se te mega extrañaba........ espero que leas esto y recibas de nuevo mis saludos...... tqm.
P.D.2. Oye Francis.... ¿Me puedes dejar por fa el link de tu fic? Etto.... es que soy medio inùtil y no lo encuentro D: por favor.... :)
P.D.3. LOVE YA SO MUCH CARO-SAN! :3

Capitulo 12 Quebrándome

¿Qué sucede después de la muerte?
¿Es cierto que eres juzgado por fuerzas divinas y ellas deciden si vivirás alegre y eternamente en el cielo, o si arderas en las llamas del infierno?
Todo esto me parece un misterio enorme… es algo que el hombre no experimenta hasta que… bueno, su vida llega a su fin.
Pero… a veces me he puesto a pensar y digo: ¿Y si… realmente no ocurre nada? Y si simplemente todo se apaga, como una vela que queda muerta en la oscuridad. Todos esos sentimientos que haz experimentado, todo aquello que haz vivido, pensado y expresado… ¿se va… por un caño? Que realmente no exista ningún paraíso, ningún sueño hecho realidad, si no que infinita oscuridad y que la muerte sea total… ¿Alguna vez haz pensado en eso?
No es que sea atea, ni nada de eso, si no que… soy realista, y pienso que si bien tarde o temprano vamos a pasar por ello… que sea de manera natural, cuando se debe, no cuando a cualquier persona se le ocurra quitarnos la vida y dejarnos caer en un oscuro pozo sin fondo.
¿Què se creen aquellas personas que asesinan? ¿Dios? ¡Por favor! Están muy lejos de serlo… no importa cuales sean sus razones, si es por venganza, por enojo o por valor… absolutamente NADIE tiene el derecho de terminar con algo tan valioso…
Tras reflexionar por horas y ni siquiera bajar a cenar, derramé lágrimas decididas… había hecho un juramento a mi corazón, el de no volver a recaer en esa tan dañina droga llamada “Bill”.
Tenía que ser fuerte y hacer a un lado ese cariño que me tardaría años en borrar… aun que por dentro me hiciera cenizas, tenía que terminar con ese vicio, quizás… iniciando uno nuevo…
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Los días pasaron, llevándose consigo misas, llanto y luto.
La escuela decayó terriblemente en ausencia de aquella mujer que sabía dirigir a la perfección una institución.
Bill de vez en cuando me buscaba, pero yo siempre me negaba y lo esquivaba. Era como un pequeño conejo huyendo… un conejo que pretendía ser un león colocando una falsa melena, pero… por más que se escudara, siempre lo perseguiría ese hambriento lobo…
Aunque tuviera que correr, o incluso lastimarlo, siempre lograba zafarme de sus brazos y continuar con mi camino… tal y como lo planeaba hacer el resto de mi existencia.
Si por casualidad nos cruzábamos, yo lo hacía con la mirada baja, aunque sabía que Bill se quedaba parado y contemplaba como alejaba de él, dándole de lleno la espalda, alejando mi difuminada sombra, que se desvanecía en los rústicos pasillos.
Supongo que de alguna manera estaba entendiendo la lección… o eso pretendía, pues aún no me buscaba directamente… quizás me “molestaba” durante su clase, pero nunca de una manera grotesca… siempre educado, refinado y dulce como tan solo el lo es… lo odiaba.
Aborrecía esa cruel y hermosa sonrisa, aborrecía esas largas y manipuladoras manos, que cuando me tocaban, me derretía simplemente.
Tenía que buscar alguna de forma de olvidar a ese gran amor que poco a poco me destruía, que poco a poco me hacía una llaga tan profunda como la muerte en carne propia.
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De alguna manera vine a dar al invernadero de la escuela vecina.
La verdad es que es mucho más elegante que la nuestra… no digo que mi instituto no lo sea, pero los hombres son más dichosos, puesto que aparte de que es mucho más amplia y cuenta con más salones especializados, es más refinada y sofisticada.
El aroma del ambiente era fresco… olía a flores reciñen regadas con agua, a naturaleza viva, a verde.
Acababa de terminar mi clase de cocina, iba saliendo con unas galletas mal hechas envueltas en una servilleta, cuando me topé con James, quien amablemente me invitó a este lugar.
Su plática era muy interesante, nada cansada.
Sabía mucho sobre botánica, sobre ese amplio reino llamado “Plantae”.
Nos mirábamos frente a frente, sin parar un instante de reír. Era tan ameno estar a su lado, que de los minutos brotaron alas, y despegaron, yéndose volando.
De pronto se hizo un silencio incómodo.
La luz clara se colaba por el cristal, dándonos un tono rosa… brillaba.
-Dianne… ¿Qué harás este fin de semana? –Preguntó llevándose una galleta a la boca, sin despegar su vista de mi-
-Pues… estar en mi colegio… no creo hacer gran cosa –Bajé la mirada. El día siguiente sería domingo… día libre-
-Entonces… ¿te gustaría entrar definitivamente a Schkeuditz? Estamos a las afueras… ¿te gustaría salir… al centro?
Su propuesto hizo que me congelara. Como si me hubieran puesto en modo de “pausa”… no tenía palabras.
Era una cita. Era lógico… y… era lo que necesitaba realmente en esos momentos. Distracción, algo nuevo que experimentar… no dudaría en dar una respuesta positiva.
-Ah… -fingí duda- ¿A dónde iremos realmente? Me refiero a que… ¿iremos a contemplar aparadores o… a un parque?
-A ambas –rió complacido- yo creo que si nos darán permiso, pero… ¿y tú? ¿realmente quieres ir?
-Bueno… está bien, James… gracias por todo… -Reí amablemente… poniendo mi fé en él-
Era la manera más burda de salir de mis problemas… entrando a nuevos.
Si mi padre se enterara de las locuras que estoy cometiendo… supongo que… me regañaría… pero… ¿quién es el para llamarme la atención? Supongo que ya no me quiere… con aquella nueva familia que trae… yo ya no le hago falta.
Aquella noche tomé uno de los cigarrillos de Mila… ojalá y no descubran que estoy fumando.
No, la verdad es que solo lo absorbí dos veces… desde que tengo memoria soy alérgica al tabaco. Tosí una y otra vez haciendo ruidos escandalosos, hasta caer al suelo derramando lágrimas…
Era tan desgraciada, y pretendía ser tan alegre… pero ni yo me la creía.
Una gran depresión inundaba mi corazón, absorbiéndolo, consumiéndolo hasta dejarlo tan seco como una pasa. Tenía ganas de arrancar mis cabellos… la ansiedad me arrastraba por la oscuridad… lloraba desesperadamente, secaba mis lágrimas y al salir el sol… era una alumna ordinaria.
Ya debía dejar de quejarme… si me tocó vivir todo esto, quizás sea por que… me porté muy mal alguna vez sin saberlo, o… a lo mejor me espera la felicidad… que desde hace 2 años no conozco… ¡JAJA! La mayoría de mi vida he sido feliz… entonces… ¿por qué dos malditos años se hacen una eternidad?
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A la mañana siguiente, después de bajar a desayunar, abrí mi clóset, buscando algo bueno qué portar en mi cita de consolación.
El negro es muy macabro para la primera vez, así que… opté por ponerme una blusa blanca, y encima un suéter color rosa.
Los tejanos más viejos que tenía, me podían servir… no debería juzgarme, debería tratarme y tomarme con delicadeza… por lo tanto, la envoltura o máscara, no importaban mucho, aun que de esto dependiera su impresión.
Me miré al espejo de frente… quizás había adelgazado un poco… quizás debería cubrir mis ojeras con un poco de maquillaje.
Tomé un poco de polvo blanco como mi tez y lo esparcí suavemente bajo mis cansados ojos.
Mis pestañas poco a poco las hice más grandes, y di un tono rosa pálido, ayudándome con los maquillajes de mi compañera de habitación.
Un pequeño brillo delineó mis labios, y una flor blanca dio vida a mi maltratado cabello.
Parecía una muñeca rota… maltratada de tanto jugar con ella.
Escuché a lo lejos unos pasos de madera que se acercaban poco a poco.
No me molesté si quiera en revisar quién era. Bajé la mirada para arreglar el tocador, cuando sentí unos duros brazos que rodeaban mi cintura, como distorsionadas ramas que me arrastraban a lo más hondo de un bosque en penumbra…

continuara.....